Establece que el veintiocho de noviembre de 2003, se adoptó en Ginebra, el Protocolo V, Sobre los Restos Explosivos de Guerra, anexo a la Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados, adoptada en Ginebra, en 1980.